La vida sigue normal aquí. Regresé desde Guatemala hace una semana y ya me recuperé de un resfriado que me ha molestado desde que regresé.
Una parte de mi ocupación ha sido finalizar el calendario del año para el programa de ProPaz. Incluye seis talleres que se dan todo el día sábado y cinco cursos de nivel superior. Todo se ha planificado para realizar en Quito. Tenemos un taller ya este sábado y un curso que empieza la semana entrante. Tengo una visita pendiente en la iglesia de Riobamba para poder ver si se pueden hacer cursos allí. Tenemos varios docentes o facilitadores/as , incluyéndome a mí. Yo daré el curso “Bases bíblicas y teológicas de la no-violencia” del nivel superior empezando en Mayo. Ya tengo que buscar material.
Del 7 de febrero hasta el 16 estuvo en Centroamérica. El propósito del viaje era para asistir a la Consulta Anabautista Latinoamericana en Guatemala. Ya que se alcanza llegar a Guatemala en bus desde Honduras, viajé varios días antes a San Pedro Sula, donde vivía antes, para visitar a la familia con la que viví y a los demás amigos/as que alcanzara ver. El evento en la ciudad de Guatemala se realizó en un centro de retiro e incluyó ponencias de varias personas sobre la temática de una pastoral de esperanza en el contexto latinoamericano. Participaron pastores, pastoras, teólogos y teólogas, y casi todos los países latinoamericanos tuvieron representación. No era muy catedrático, enfocado más bien en el ministerio en la base, pero muchas personas contribuyeron perspectivas anabautistas como la paz o la hermenéutica comunitaria que muchas veces no se articulan a nivel congregacional en estos países. Al final de la consulta, fui testigo del arranque de RELEA (Red latinoamericana de estudios anabautistas) que pretende realizar eventos y formar una revista académica.
Mi trabajo con la iglesia en Calderón sigue normal, aparte de mi ausencia en Centroamérica. Con los domingos que no estuve y el culto unido este domingo pasado en Quito donde predicó el nuevo pastor Luis, tengo un descanso de predicar. Luis llega con su esposa Jenifer, quien es psicóloga, y juntos serán una adición valiosa para la iglesia.
La vida es estresante para los refugiados, aunque esta semana me pareció menos el estrés de las familias. Algunos están encontrando trabajo temporal y un hombre jóven ya empezó a peluquear con la ayuda del proyecto para conseguir la máquina (yo lo acompañé para la compra). También me peluqueó (el corte más corto que he tenido).
A veces es difícil saber cómo acompañar a los/las refugiados/as, ya que no he vivido lo mismo. Conozco algunas historias con más detalle que otras de como fueron amenazados. Todos tienen el dolor de no saber cuando (si siquiera) volverán a su tierra y ver a sus seres queridos. Ecuador parece un lugar transitorio, esperando el refugio en un tercer país. Con la falta de empleo estable y algunas experiencias de discriminación, difícilmente las familias se amañan o ven este lugar como un hogar. También les puede ser difícil a los ecuatorianos escuchar las perspectivas negativas que tienen los colombianos de su país. Espero que las familias con las que me relaciono puedan encontrar tranquilidad en el presente mientras esperan un futuro mejor.